[...] Te lo juro. Y también sé lo que sé de tanto sentirte estallar dentro de mi vientre mientras me abrazas, y tenerte ahí, bien adentro, relajado al fin, en el único momento de tu existencia en que bajas la guardia. [...][...] - Topos locos - Apuntó el croata.- Eso es - Faulques también sonreía, retorcido -. Usted lo expresó bien el otro día... Cuanto más evidente es todo, menos sentido parece tener.- ¿No hay salida, entonces?- Hay consuelos. La carrera del prisionero que, mientras le disparan, cree ser libre... ¿Comprende lo que quiero decir?- Me parece que sí.- A veces basta eso. El simple esfuerzo por comprender las cosas. Vislumbrar el extraño criptograma... En cierto modo, una tragedia tranquiliza más que una farsa, ¿no le parece?... También hay analgésicos temporales. Con suerte, dan para ir tirando. Y bien administrados, sirven hasta el final. - ¿Por ejemplo?- La lucidez, el orgullo, la cultura... La risa... No sé, cosas así.- ¿Las navajas rotas?- También.Se avivó la brasa del cigarrillo.- ¿Y el amor? - Incluso el amor. - ¿Aunque se acabe o se pierda, como el resto?- Sí.La brasa del cigarrillo se avivó tres veces antes de que Markovic hablase de nuevo.- Creo que ahora lo entiendo bien, señor Faulques. [...]
En la vida hay cosas que pasan y cosas que pasan. Las primeras se diferencian de las segundas en que son tan inevitables como las otras. Y luego están las cosas que pasan, las que de verdad pasan y si pasan se les saluda.
En estos días me ha sucedido una de estas cosas (decida usted a que categoría pertenecen). Veréis. Tras una visita tan deseada como esperada (donde por fin pude navegar de prestado junto a una sirena) y tras el necesario fin de semana de descanso (me hago viejo, lo admito) decidí que ir a ver el concierto de Sabina sería buena idea.
Sabía que pasaría lo que pasó, pero pensé (y pienso) que mira.. que si pasaba se le saludaría y punto. Y pasó, pero no se le pudo saludar porque agachó la cabeza (avergonzada, supongo) y no se dio la ocasión.
Lo dicho, cosas que pasan.
PD: Este post es fruto del exceso del sol en la cabeza (lo malo de navegar cuando no estás acostumbrado), la falta de riego sanguíneo que ha sufrido mi cerebro últimamente (eso no lo pienso explicar), los esfuerzos realizados para el desarrollo de una nueva y revolucionaria fórmula matemática que es: E=m*c2 (esta va por Abril), los excesos alcohólicos (el Champaña sabe mejor en los hoteles), la cercanía de las vacaciones y de mi próximo viaje (en días de nuevo en ruta), los excesos neurales de las tertulias entre amigos (reales y virtuales) y la sensación de que cierta persona es incapaz de mantener siquiera un instante mi mirada ( cosas de tener la conciencia tranquila).