En la vida hay cosas que pasan y cosas que pasan. Las primeras se diferencian de las segundas en que son tan inevitables como las otras. Y luego están las cosas que pasan, las que de verdad pasan y si pasan se les saluda.
En estos días me ha sucedido una de estas cosas (decida usted a que categoría pertenecen). Veréis. Tras una visita tan deseada como esperada (donde por fin pude navegar de prestado junto a una sirena) y tras el necesario fin de semana de descanso (me hago viejo, lo admito) decidí que ir a ver el concierto de Sabina sería buena idea.
Sabía que pasaría lo que pasó, pero pensé (y pienso) que mira.. que si pasaba se le saludaría y punto. Y pasó, pero no se le pudo saludar porque agachó la cabeza (avergonzada, supongo) y no se dio la ocasión.
Lo dicho, cosas que pasan.
PD: Este post es fruto del exceso del sol en la cabeza (lo malo de navegar cuando no estás acostumbrado), la falta de riego sanguíneo que ha sufrido mi cerebro últimamente (eso no lo pienso explicar), los esfuerzos realizados para el desarrollo de una nueva y revolucionaria fórmula matemática que es: E=m*c2 (esta va por Abril), los excesos alcohólicos (el Champaña sabe mejor en los hoteles), la cercanía de las vacaciones y de mi próximo viaje (en días de nuevo en ruta), los excesos neurales de las tertulias entre amigos (reales y virtuales) y la sensación de que cierta persona es incapaz de mantener siquiera un instante mi mirada ( cosas de tener la conciencia tranquila).
# posted by Carsito @ 7:28 p. m.