16 noviembre 2006

 

Lois McMaster Buhold - El juego de los Vor

[... ]
El rostro de Cavilo se paralizó.
- El dijo... que no tenía heredero. Tú también lo dijiste.
- Ninguno designado. Eso es porque mi padre se niega a ocupar el cargo , aunque tiene el linaje. Pero ignorar los linajes no hace que éstos desaparezcan. Y yo soy el único hijo de mi padre. Y él no podrá vivir para siempre. Ergo... Puede resistirse a mis grupos de abordaje, puede amenazar y llevar a cabo sus amenazas. Me estará entregando el imperio. Se lo agradeceré de corazón antes de hacerla ejecutar. El Emperador Miles Primero. ¿Que tal le suena? ¿Tan bien como la Emperatriz Cavilo? - Miles adoptó un tono dramático -. Otra alternativa es que trabajemos juntos. Tradicionalmente los Vorkosigan hemos sentido que la esencia es mejor que el título. El poder detrás del trono. Gregor debe baerle dicho que es mi padre quien ejerce ese poder, y usted no logrará desalojarlo con una caída de ojos. Él es inmune a las mujeres. Pero yo conozco cada uno de sus puntos débiles. Lo he pensado bien. Ésta podría ser mi gran oportunidad, de una forma o de otra. Ya que estamos, señora, ¿a usted le molestaría casarse con otro emperador?. [...]
[...] -Maldición - dijo Elena en voz baja -. Si no te conociera, pensaría que eres el substituto de Yuri el Loco. Esa expresión de tu rostro... ¿Estoy hilando demasiado fino, o en una sola jugada has conspirado para asesinar a Gregor, te has ofrecido para convertirlo en cornudo, has acusado a tu padre de homosexualidad, has sugerido un complot parricida en su contra y te has aliado con Cavilo? ¿Que piensas hacer cuando te pidan un bis? [...]

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¿te ha gustado?, cuando vuelvas me lo cuentas, Buen viaje y lleva muchos besos, mi niño.
 
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